Piense que quiere contratar a un profesor privado de inglés para su hijo, y le dan a elegir entre uno nativo y otro nacido en su mismo barrio, al que conoce desde su infancia y que ha visto crecer a sus retoños. No dispone de ninguna información complementaria, pero no necesita más. Tiene ya suficientemente claro que elegirá al nativo, puesto que su conocimiento del idioma será muy superior al de su vecino. Pues bien, quizá se equivoque. El filólogo húngaro Peter Medgyes, que visitó esta semana el congreso Multilingual Education: Policy, Practice and Reality organizado en Salamanca por Cambridge English, es una de las grandes autoridades mundiales sobre el tema, un conocimiento que recogió en su libro El profesor no nativo.
No se trata de un asunto baladí, en cuanto que el profesor ha señalado en repetidas ocasiones que la distinción entre nativos y no nativos crea una diferencia de estatus que puede desmoralizar a aquellos que pretendan, como él, dedicarse a la enseñanza del idioma inglés, perdiendo todo lo que pueden aportar. Como explica a ACyV: “Quiero dar un mensaje inspirador a los profesores no nativos”. Por ello detalla una serie de ventajas que distinguen a estos sobre los nativos, que, obviamente, gozan de sus propias ventajas (la más obvia, un manejo superior del idioma).
El no nativo, el mejor rol modelo
“Un profesor que no sea nativo puede considerarse un mejor modelo para sus alumnos, más allá del mero uso de la lengua. Si mis alumnos ven que puedo hablar inglés de forma fluida, y que he sido capaz de aprender inglés hasta tal nivel, pensarán que ellos también son capaces”. Por el contrario, aprender del nativo que maneja a la perfección su propia lengua puede resultar más descorazonador.
Puede utilizar ambos idiomas mejor
Medgyes utiliza una historia para hacernos comprender por qué, al contrario de lo que suele afirmarse, a veces es útil retornar a la lengua madre. “Nunca olvidaré cuando era un joven profesor que sólo utilizaba el inglés en su clase, y quise explicar el concepto de luz a los alumnos. Apunté al techo, mostrándoles que la luz venía de ahí. Pero me di cuenta poco después de que los niños pensaban que me estaba refiriendo al techo. Así que en lugar de proporcionarles el equivalente en húngaro, que lo habría clarificado todo rápidamente, di un rodeo”, explica el profesor. En otras palabras, el idioma natal puede ser mucho más útil para explicar una regla gramatical o ciertas palabras del vocabulario. “Hay ciertas ventajas en usar, sin abusar, tu lengua natal”.
Mayor empatía con el profesor
“Ya que venimos del mismo origen cultural y socioeconómico que nuestros estudiantes, podemos empatizar con sus problemas en un grado mayor que los nativos que acaban de llegar de Reino Unido o Estados Unidos”, explica Medgyes. “Incluso con un simple vistazo puedo adivinar cuál es el problema”. No es nada fácil que un profesor de otro país pueda entender ciertas peculiaridades dentro del aula.
Las dificultades son las mismas
“¿Cuáles son las grandes dificultades a la hora de aprender inglés? Si soy nativo, lo daré todo por hecho, es sencillo, es obvio. Pero para el hablante del español, podría no ser tan obvio”, explica el profesor. Los hablantes no nativos suelen seguir el mismo proceso a la hora de aprender un idioma, por lo que los profesores comprenden mejor las dificultades de sus alumnos, que ellos mismos padecieron. “Por ejemplo, en húngaro no hay ninguna diferencia entre he, she e it (‘él’, ‘ella’ y ‘ello’)», señala el autor. «Para nosotros es un problema real, porque a veces señalo a una mujer y digo ‘¿no es eso bonito?’ (isn’t it pretty?), y un hablante en inglés me dice: ‘¡pero si es una mujer!’). Como hablante húngaro, sé que van a cometer el mismo error, y por eso puedo estar prevenido”.
La relativa importancia del inglés
Ello no quiere decir que el aprendizaje en inglés deba estar sólo en manos de unos u otros, sino, más bien, que ambos deben cooperar y aportar su grano de arena. “Cuando es el momento de elegir, creo que ambos vienen de direcciones diferentes, pero que finalmente convergen en algún punto intermedio”, explica el profesor de la Eötvös University en Budapest. “Obviamente, un nativo puede enseñar mejor conversación, mientras que un no nativo puede entender los problemas gramaticales de forma más directa. La mejor solución es probablemente contar con un hablante nativo y otro no nativo, y cuanto más colaboren en beneficio de los alumnos, mejor”.
Aunque el profesor es un firme defensor del bilingüismo, y se ha ganado la vida gracias al inglés, cree que no debemos perder la perspectiva sobre la importancia del idioma. Uno de los peligros es que, por ejemplo, el nivel de inglés de los profesores no sea suficientemente bueno o tan fluido como para poder impartir una clase: “Es muy divertido, e incluso ridículo, ver cómo los profesores de materias como biología con ayudados por sus alumnos a explicarse”, señala Medgyes. “Si ese es el caso, no forzaría que los profesores diesen sus clases en inglés a no ser que su nivel fuese suficientemente alto, pues sería contraproducente”. Para ello anima a las autoridades políticas a formar a los profesores de las distintas materias para que alcancen el nivel de inglés necesario.
Si alguien habla ahora español, tiene un plus respecto a los que sólo hablan inglés
En cualquier caso, el profesor se pregunta si realmente es más importante conocer inglés o el mundo que nos rodea, y qué debería ocupar un lugar superior en nuestras prioridades. “El inglés es la lengua franca, no hay ninguna duda”, explica. “Ninguna otra puede competir hoy en día. Aun así, ¿cuál es el propósito de una lengua? Es una herramienta para expresarse, y para eso está tu lengua materna, y el inglés, para tu avance profesional y poder viajar por todo el mundo. No deberíamos exagerar: la educación no consiste en aprender inglés. Es muy importante, pero no es la prioridad número uno”.
Tanto es así, que el profesor concluye con una buena noticia para los hispanohablantes: “El inglés está perdiendo el prestigio de la lengua extranjera, porque ya es una segunda lengua casi a la par de tu primera lengua”, recuerda. “De ahí que otras lenguas como el alemán, el español o el francés tengan un valor añadido para los que las hablan. Si alguien es capaz de expresarse ahora en español, tiene un plus respecto a los que lo hacen en inglés”.
Fuente: elconfidencial.com